Es una ciudad de más de 435 años, capital de Honduras desde 1880, que evoluciona más aceleradamente en lo que llevamos de siglo. Junto a su ciudad gemela Comayagüela, la descubres esparcida por las montañas que rodean al centro urbano original donde se estableció como Real de Minas en el siglo XVI, alrededor de ricas vetas de plata.
En ella se concentra el poder político, oficinas públicas, embajadas y organismos internacionales.
Tiene una mezcla de edificios coloniales, neoclásicos y modernos en un paisaje urbano que se vuelve cada día más vertical, reflejo del dinamismo que también se nota en la vida cultural y artística, cada vez más diversa, que te ofrecen sus museos, galerías y centros culturales.
Y si buscas paisajes vivos, a pocos minutos respira el pulmón y fuente de agua de la ciudad, el Parque Nacional La Tigra, hogar nuboso de quetzales, venados cola blanca y pumas. Y a pocos kilómetros encuentras pintorescos pueblos pequeños como Valle de Ángeles, Santa Lucía, Ojojona o Yuscarán.
Es una ciudad de más de 435 años, capital de Honduras desde 1880, que evoluciona más aceleradamente en lo que llevamos de siglo. Junto a su ciudad gemela Comayagüela, la descubres esparcida por las montañas que rodean al centro urbano original donde se estableció como Real de Minas en el siglo XVI, alrededor de ricas vetas de plata.
En ella se concentra el poder político, oficinas públicas, embajadas y organismos internacionales.
Tiene una mezcla de edificios coloniales, neoclásicos y modernos en un paisaje urbano que se vuelve cada día más vertical, reflejo del dinamismo que también se nota en la vida cultural y artística, cada vez más diversa, que te ofrecen sus museos, galerías y centros culturales.
Y si buscas paisajes vivos, a pocos minutos respira el pulmón y fuente de agua de la ciudad, el Parque Nacional La Tigra, hogar nuboso de quetzales, venados cola blanca y pumas. Y a pocos kilómetros encuentras pintorescos pueblos pequeños como Valle de Ángeles, Santa Lucía, Ojojona o Yuscarán.